El fanatismo o apasionamiento es una exaltación , desmedida y tenaz particularmente hacia una causa, ya sea religiosa, política o deportiva. Existen muchos tipos de fanatismo, podríamos determinar que se sustenta o identifica por cinco principales señas de identidad: El deseo de imponer sus propias ideas, el despreciar a quienes son diferentes, el basarse en una serie de ideas que son incuestionables, el tener una visión “cuadriculada, de las cosas pues todo es blanco o negro, y finalmente el carecer por completo de todo espíritu crítico.
La persona fanática se caracteriza por su espíritu maniqueo y por ser un gran enemigo de la libertad. El precio a pagar por la cristalización del pensamiento engrendada por el fanatismo resulta a veces caro. Indudablemente la mayor parte de veces no admite la libre discusión, para el fanático las diferencias son consideradas de manera radical, no las consiente como matices, desprecia y rechaza cualquier motivo de razonamiento, se vincula estrechamente con la individualidad. Desde un punto de vista psicológico lo propio del fanatismo es el ansia de seguridad total de quienes en el fondo, se sienten existencialmente inseguros. Lo contrario del fanatismo es la coherencia, la correcta conducta que debemos mantener en todo momento, basada en los principios familiares, sociales y religiosos aprendidos a lo largo de nuestras vidas. Las personas coherentes admiten la voluntad y conocimiento de los valores. Por una parte es aprender a callar y ceder en las cosas con o sin importancia, esto es ser análogo.
Emerson (Gran poeta y pensador estadounidense), manifestó una vez: “Las coherencias tontas son la obsesión de las mentes ruines”. Yo les diría a las personas fanáticas (que desgraciadamente hoy existen muchas), que sus actitudes y palabras no cambien según el lugar y las personas que estén. Que en todo término se tenga la misma imagen y opinión. Procurar no ser necios, que consideren que algunas veces pueden estar equivocadas, que escuchen, reflexionen y corrijan si es necesario. Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable”, declaró: Voltaire (Gran escritor y filósofo francés).
Y para terminar les aconsejaría, además de practicar la coherencia y dejar a un lado el fanatismo, crear siempre buenos hábitos y llegar siempre a un buen intelecto.
Pere Serret Besa.-
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