OpenAI ha presentado Atlas, su nuevo navegador web, que marca el inicio de una competencia directa con Google en el terreno de la búsqueda y el acceso a la información. La compañía creadora de ChatGPT quiere convertir su chatbot en una nueva puerta de entrada a internet, un movimiento que podría redefinir cómo los usuarios buscan y consumen contenidos.
Un navegador centrado en la inteligencia artificial
Atlas, disponible inicialmente para Mac y pronto para Windows, iOS y Android, integra ChatGPT como interfaz principal. En lugar de una barra de direcciones clásica, el usuario podrá buscar, traducir o pedir información conversando con el asistente.
Durante la presentación, el CEO de OpenAI, Sam Altman, describió Atlas como “una oportunidad para repensar lo que un navegador puede ser”. El objetivo, explicó, es sustituir el modelo tradicional de pestañas y URL por una navegación natural y guiada por IA.
Una de las funciones clave será el modo agente, que permitirá al navegador interactuar con la web de forma autónoma: acceder a páginas, hacer clic en enlaces, recopilar información y explicar al usuario qué está haciendo. “Está utilizando internet por ti”, resumió Altman durante la demostración.
Un desafío frente a Chrome y Safari
El lanzamiento coloca a OpenAI frente a rivales con una posición dominante, especialmente Google Chrome, que cuenta con unos 3.000 millones de usuarios en todo el mundo.
El analista Paddy Harrington, de Forrester Research, advierte: “Competir con un gigante con semejante cuota de mercado será una tarea titánica”. Chrome, además, ha comenzado a integrar su propio asistente Gemini, lo que refuerza su liderazgo.
Como recoge El Capital Digital en portada, la historia recuerda que los cambios son posibles. En 2008, cuando Google lanzó Chrome, Internet Explorer dominaba el mercado. Su rapidez y simplicidad transformaron por completo el panorama. OpenAI confía en que Atlas pueda lograr algo similar, esta vez apoyándose en la inteligencia artificial como eje de la experiencia.
Un modelo de negocio en busca de rentabilidad
Con más de 800 millones de usuarios, la mayoría gratuitos, OpenAI busca nuevas fuentes de ingresos. Atlas es su apuesta para diversificar más allá de las suscripciones de ChatGPT Plus y captar parte del mercado publicitario online.
Al integrar la búsqueda directamente en su ecosistema, la compañía aspira a retener tráfico y monetizar las consultas dentro de su propio entorno. Pero este movimiento preocupa a los medios de comunicación, que temen perder visitas y, con ellas, ingresos publicitarios, si los usuarios dejan de hacer clic en los enlaces originales.
Controversias y riesgos
El auge de los chatbots como fuentes de información plantea dudas sobre la precisión y fiabilidad de las respuestas. Un estudio de la Unión Europea de Radiodifusión (EBU) concluyó que casi la mitad de las respuestas de los principales asistentes —incluidos ChatGPT y Gemini— contenían errores o no alcanzaban los estándares del periodismo de calidad.
OpenAI también enfrenta demandas por derechos de autor, como la presentada por The New York Times, mientras otras organizaciones, como Associated Press, han optado por firmar acuerdos de licencia para regular el uso de sus contenidos en el entrenamiento de modelos.
La próxima batalla: la experiencia de navegar
Atlas no solo lanza un nuevo navegador: propone un cambio de paradigma en la forma de usar internet. OpenAI apuesta por un entorno en el que la IA interprete, resuma y actúe por el usuario, reduciendo la necesidad de interacción manual.
La gran incógnita es si los usuarios —acostumbrados a escribir direcciones, abrir pestañas y decidir por sí mismos— están listos para delegar la navegación en una inteligencia artificial.
Por ahora, una cosa parece segura: la guerra de los navegadores ha vuelto, y esta vez, el motor ya no será la velocidad… sino la inteligencia.