Hay muchas maneras de pobreza. Una, quizá la más radical, es no tener nada que llevarse a la boca.
Otra es trabajar para una empresa o clientes cuyo éxito, en el fondo, te da lo mismo.
Otra forma de pobreza, muy habitual, es no poder emplear tu tiempo (el regalo que te ha hecho la vida) como tú quieres.
Son diferentes formas de pobreza, pero son pobreza al fin y al cabo.
Ayer reflexionaba sobre esto, después de hacer una entrevista, mientras montaba en bici por un bosque, bajo una leve lluvia y un aparatoso olor a otoño.
Así que te paso una lista inconclusa de lo que he observado que mantiene pobres a la mayoría de las personas.
Si se me pasa algo y quieres ayudarme a completarla, te leo.
Creer en la Ley de la atracción.
Matizo: creer únicamente en la parte que te gusta de la Ley de la Atracción. Porque sí, claro que atraes, pero atraes lo que eres, no lo que quieres.
Levantarte tarde.
Tampoco tienes que hacerte monje benedictino, pero si a eso de las 10 o las 11 no has hecho algo claramente importante, algo que cuando lo revisas, piensas “tengo el día hecho”, entonces, claramente estás fastidiado y es mejor que alguien te lo diga.
Comer demasiados hidratos, ultra-procesados o cualquier otro veneno socialmente aceptado.
De vez en cuando, muy de vez en cuando, te puedo comprar que lo hagas moderadamente.
Pero hacerlo a diario… ¿En serio eres adulto y tragas chucherías, procesados o chocolatinas? ¿Eres adulto y desayunas pan, dulce o no te puedes quitar el queso?
Si no dominas tu cuerpo, no dominarás ninguna otra cosa en la vida. Porque el cuerpo es la energía más densa, y cuando la dominas estás preparado para dominar las demás.
Dominarlo, por cierto, no es garantía de éxito.Todavía queda mucho trabajo después.
Pensar en sexo, en ligar o en seducir.
Esto es bastante obvio, pero hasta que no tengas correctamente encaminada tu energía sexual, que es la creadora de vida (y de riqueza), olvídate de que te vaya bien profesional y económicamente.
La primera vez que escuché esto fue en el clásico de Napoleón Hill, Piense y hágase rico. Entiendo que has leído a Napoleón, ¿verdad?
Años después entendí, al estudiar sobre salud, que esto que decía es indiscutible.
Descontrol con tu energía sexual = descontrol económico. In-dis-cu-ti-ble.
Tener prisa
La riqueza es el dinero pasando de los impacientes a los pacientes. Repasar la fábula de la tortuga y la liebre no le ha hecho mal nunca a nadie.
No reconocer que tienes miedo
El secreto de los valientes es que tenemos miedo. La cuestión no es no tener miedo. Si esperas a no tener miedo no harás nada en la vida. La cuestión es saber que lo tienes. Atreverse a mirarlo, pero seguir viviendo, siendo libre, tomando decisiones, arriesgando y comiéndote la vida a cucharadas.
No confiar en la vida.
Hay un momento en el que toca rendirse, confiar, aceptar que formas parte de algo más grande que tú.
Aceptar que puedes tener a la vida de socia. Dejar el ego en el armario.
Saberte gota de agua en el océano. Reconocer que eres usufructuario de una oportunidad efímera para hacer algo significativo.
Y hasta que no confías en la vida, lo tengo comprobado, la verdadera abundancia no llama a tu puerta. Confiar, soltar, fluir.
Esto no se puede forzar.
Esto es una consecuencia natural de hacerse mayor, o sabio, o simplemente de observar la vida…
Esta es una lista inconclusa de algunas cosas que te mantienen pobre.
Son algunas de las que pensé bajo ese fino manto de lluvia.
Y si quieres completar la lista, te leo.
Sergio Fernández
PD: La lista está sin terminar. Pero tengo un librito gratuito donde hablo de otras cinco verdades sobre el dinero y la riqueza que, seguramente, nunca te contaron en el colegio, ni en tu banco ni en tu informativo subvencionado favorito.
Un librito que han leído miles de personas y que te puedes bajar gratis ahora mismo aquí.
PD2: Si interesa el tema del dinero (si no, te deseo buena suerte) tenemos un test con el que puedes saber en qué arquetipo estás en relación con el dinero, y saber en pocos minutos si eres vagabundo, huérfano, mártir, guerrero o mago.
OPINIÓ. Sergio Fernández. CEO de IPP Formación para la vida real